Uno de los retos más grandes y hermosos a la hora de ser mamá es el de amamantar. Muchas sienten tanto miedo y angustia, que es un tema en el que no dejan de pensar. ¡Pero no te preocupes! Hacerlo no es algo imposible. Por el contrario, es de los momentos más bellos que existen luego de dar a luz.
Y como en La Rebaja estamos para todos, queremos acompañarte en este proceso tan maravilloso para que no te lo pierdas. Por lo tanto, a continuación te contamos por qué es importante que alimentes a tu bebé, qué beneficios trae para los dos y cómo lo puedes lograr y disfrutar.
Amamantar, el acto más bello de amor
Dar leche materna es un acto que, en nuestra sociedad, aún está rodeado de tabúes y prohibiciones. No obstante, esta mirada ha cambiado con el paso del tiempo. De hecho, cuando se trata de ser mamá y de alimentar a tu bebé, esto pasa a último lugar. Finalmente, lo que importa es que él esté bien y reciba de ti los nutrientes que necesita; no importa ni el lugar ni la hora, ¿no es verdad?
Una vez que tu pequeño nace y tienen ese contacto piel a piel, es fundamental que comiences a amamantar. Esto se debe a que los dos reciben grandiosos beneficios (MedlinePlus, 2020):
Beneficios de amamantar a tu bebé
- Establecerás un vínculo único con tu pequeño.
- Te será más fácil bajar de peso.
- Disminuirás el riesgo de desarrollar enfermedades como diabetes tipo 2, cáncer de ovarios y de mama, osteoporosis, enfermedades del corazón y obesidad.
Beneficios que recibirá tu bebé
Amamantar a tu pequeño contribuirá a que tenga menos:
- Alergias.
- Infecciones del oído.
- Gases, diarrea y estreñimiento.
- Enfermedades de la piel.
- Infecciones estomacales o intestinales.
- Problemas de sibilancias.
- Enfermedades respiratorias, como neumonía y bronquiolitis.
- Riesgos de padecer síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL).
Además, el vínculo que generarán no solo creará recuerdos para siempre, sino que también le transmitirá seguridad. Esto hará que tu bebé tenga menos temores. Por todos estos motivos, tanto la lactancia como la estimulación temprana son fundamentales para él.
¿Qué debo saber para amamantar?
A continuación, resolvemos tus dudas y te contamos lo más importante:
Frecuencia en la toma de leche
Los recién nacidos necesitan alimentación a libre demanda; es decir, cada vez que sientan hambre. Por lo general, aproximadamente cada hora y media o cada tres horas (Littleton y Richardson, 2019). El horario se puede establecer según las tomas consecutivas que tenga el pequeño. Durante los primeros meses serán bastantes; una vez crezca, serán menos.
Posiciones cómodas para amamantar
A la hora de alimentar a tu bebé es indispensable que tengas un sillón o cojín especial para este propósito. Las posiciones más cómodas son (HealthyChildren, 2020):
- De cuna. El bebé se apoya del mismo lado del seno por el que se alimentará; su cabeza debe estar en el pliegue de tu codo. Recuerda que su boca debe estar alineada con tu pezón para acercarlo a él, no al contrario. Esto facilitará el buen agarre.
- Inclinada hacia atrás. Favorece el contacto piel a piel. Tú estás ligeramente recostada en tu espalda y el pequeño está apoyado boca abajo sobre tu estómago.
- De afianzamiento; útil en embarazos múltiples. Se trata de ubicar al bebé completamente a tu lado y sostener su cabeza cerca del seno.
- Recostada. Mientras estás acostada de lado puedes alimentar a tu bebé. Apoya su cabeza en una almohada y/o dale soporte con tu brazo.
¿Qué sabor tiene la leche materna?
La primera leche que recibe el bebé es el calostro. Este posee poca lactosa; además de que es denso, viscoso y salado. La de transición se da entre el día 5 y 14 después del parto. Esta tiene más lactosa, grasa y azúcares. Asimismo, su textura es cremosa y su sabor, dulce.
En cambio, la leche madura tiene una menor concentración de proteínas y es alta en lactosa. Esta se produce cuando el bebé tiene un mes y su sabor es dulce (Cardozo, 2021); además de que es la que se mantendrá hasta que inicies la alimentación complementaria.
Los sabores de la leche también dependerán de los alimentos que incluyas en tu dieta. Por ejemplo, el ajo, la cebolla, las alcachofas, los pimentones, los condimentos fuertes y el picante pueden provocar un sabor un poco amargo que podría causar desagrado a tu bebé.
No existe alimento obligatorio que debas consumir mientras estás en la etapa de amamantar a tu bebé, tampoco hay alguno del que debas abstenerte. Sin embargo, sí debes saber que algunos alteran el sabor de la leche materna y que es importante mantener una dieta saludable.
Cambios que suceden en tu cuerpo
Como vimos arriba, la lactancia contribuye a que bajes de peso durante tu dieta. Asimismo, como tus senos se preparan para la lactancia desde el inicio del embarazo, es frecuente que estén más voluminosos y sensibles; así como que los pezones y las areolas se oscurezcan.
Además, los pequeños puntos a su alrededor aumentan de tamaño. Estos producen grasa para que la piel esté elástica y el proceso sea más fácil. También tus senos pueden doler, endurecerse o hincharse. Para evitarlo, lo recomendable es que el bebé realice tomas frecuentes (Sanitas, s.f.).
Finalmente, recuerda siempre seguir tu instinto. En él siempre hallarás respuestas y el mejor camino para disfrutar de amamantar a tu bebé.