El apego seguro es un concepto derivado de la teoría del apego, formulada por el psicólogo británico John Bowlby. Se refiere a la relación estable y afectuosa entre un niño y sus cuidadores principales, generalmente los padres.
Tal relación se construye a través de una serie de interacciones predecibles y sensibles que permiten que el niño se sienta seguro, protegido y valorado. Por esto, es vital para el bienestar psicológico y emocional del niño, además influencia su desarrollo a largo plazo (González, 2022).
¿Por qué es importante cultivar el apego seguro durante la infancia?
Este apego es crucial ya que influye significativamente en el desarrollo emocional y social de los niños. Esto es esencial para permitirles explorar su entorno con confianza, pues saben que tienen un refugio seguro al cual regresar.
Esta seguridad emocional facilita su aprendizaje y socialización, y, en consecuencia, una exploración y curiosidad saludables. Además, los niños con este tipo de apego suelen desarrollar una mayor empatía. Asimismo, tienen habilidades de resolución de problemas y resistencia ante las dificultades (De Sanctis y Mesurado, 2022).
Gracias a ello, los niños con apego seguro tienden a ser confiados, empáticos y emocionalmente inteligentes. Se sienten seguros para explorar el mundo a su alrededor, sabiendo que sus cuidadores estarán allí si los necesitan. Igualmente, suelen ser buenos para manejar sus emociones y adaptarse a nuevas situaciones o entornos.
Además, debido a su seguridad en el amor y el apoyo de sus cuidadores, estos niños tienen más probabilidades de desarrollar relaciones saludables a medida que crecen (Hormigo, 2022).
Claves para fomentar el apego seguro
Como cuidador hay algunas acciones que puedes realizar para fomentar este tipo de relacionar, por ejemplo:
- Establecer un vínculo afectivo, a través del amor, el cuidado y la atención (Cahuasa, 2023). Esto incluye pasar tiempo de calidad, mostrar afecto y responder a sus emociones comprensivamente.
- Responder oportunamente a las necesidades físicas y emocionales del niño. Para ello, los cuidadores deben ser sensibles a sus señales (Hidalgo, 2023). Esto puede incluir desde alimentar al niño cuando tiene hambre, hasta proporcionar consuelo y apoyo durante momentos de angustia.
- Establecer rutinas y límites. Estas ayudan a los niños a entender qué esperar. Así, obtienen un sentido de seguridad y control, además, aprenden cómo comportarse adecuada y respetuosamente (Guerrero, 2023).
El rol de los estilos de crianza
El estilo de crianza que adoptan los padres o cuidadores tiene un impacto directo. Los estilos de crianza que fomentan el respeto y la respuesta consistente a las necesidades del niño están asociados con esta forma de apego.
Por el contrario, los estilos de crianza autoritarios o negligentes pueden dificultar el desarrollo de este tipo de apego. Esto se debe a que puede haber falta de comunicación entre padres e hijos (Núñez, 2023).
Recuerda que cada niño es único y que es importante adaptar el enfoque de crianza. Cultivar un apego seguro en la infancia es una inversión a largo plazo en el bienestar de los niños. Al ser sensibles, consistentes y amorosos, los niños empiezan a ser resilientes y emocionalmente inteligentes.