La responsabilidad emocional o afectiva es la base de un vínculo sano. Aplica a las relaciones que mantienes con tus familiares, amigos y conocidos, en cualquier espacio de tu vida. ¿Por qué es importante y cómo ponerla en práctica?
Prácticas asociadas a la responsabilidad emocional
Lo que hacemos y decimos puede impactar en los demás. Es decir, las acciones y palabras causan una reacción emocional en las personas con las que te vinculas. Algunas conductas positivas asociadas a la responsabilidad afectiva son:
Empatía
Significa “ponerse en los zapatos del otro” y tratar de comprender sus sentimientos o la situación en la que se encuentra. Tener empatía es intentar entender a otros, aunque coincidamos o no con su punto de vista.
Preocupación por el otro
Implica interesarse por el bienestar de las personas que te rodean. También, regular tus actos o palabras para evitar ofenderlos, lastimarlos o faltarles el respeto.
Casos en los que falta responsabilidad emocional
Ciertas actitudes en las personas demuestran falta de responsabilidad afectiva con actitudes como:
Chantaje o culpa
Consiste en responsabilizar al otro de la propia conducta o ponerle condiciones para que haga lo que nosotros queramos. El chantaje emocional se puede manifestar con silencios largos, miradas de soslayo e incluso, amenazas verbales.
Palabras hirientes
Críticas, comentarios sarcásticos e incluso, insultos, pueden hacer que otra persona se sienta mal consigo misma, que se enoje o se entristezca. A menudo, una discusión nos hace hablar de forma impulsiva y decir cosas de las que luego nos arrepentimos.
Ghosteo
¿Qué es ghosting? Es una práctica bastante común en la era de las redes sociales. Consiste en cortar toda comunicación con el otro de forma repentina, dejar de enviar mensajes o desaparecer sin explicación.
Consejos para alcanzar la responsabilidad emocional
La adultez no solo implica ser económicamente independiente o tomar las propias decisiones. También se trata de gestionar adecuadamente nuestros vínculos con los demás. A continuación, te damos algunos tips para hacerlo:
- Pon límites: no tengas miedo de decir que no y de expresar claramente hasta dónde puedes llegar. Es importante que desde el comienzo el otro sepa cuáles son tus “no negociables”.
- Comunícate claramente: para mantener vínculos sanos, es clave evitar supuestos y malos entendidos. Para lograrlo, debes comunicarte sin rodeos y expresando tus deseos y necesidades.
- Mantén siempre el respeto: este es el punto de partida para tener relaciones fructíferas y evitar problemas. Busca la forma de decir las cosas sin ser hiriente y manteniendo el respeto a todas las personas.
- No crees falsas expectativas: a veces esperamos demasiado de una relación y esperamos a que el otro adivine lo que queremos. No caigas en la fantasía de exigirle lo que no te puede dar y sé, ante todo, realista.
Tal vez no lo sabías, pero tener responsabilidad emocional es parte de una vida equilibrada y es una forma de cuidar tus vínculos interpersonales. Aplica estas recomendaciones y disfruta al máximo de tu vida afectiva.